Llamamiento de los 451 (Diagonal, castellano)

Por la constitución de un grupo de acción y de reflexión en torno a los oficios librescos

Llamamiento de los 451

Nos hemos empezado a reunir desde hace un tiempo para debatir colectivamente sobre la situación actual y futura del libro y de sus oficios. Atrapados como estamos en una organización social que separa las actividades, partiendo de una sensación común –basada en diversas experiencias– de que se está produciendo una degradación acelerada de las formas de leer, producir, compartir y vender libros, consideramos que, a día de hoy, la cuestión no se limita exclusivamente al sector, por lo que buscamos soluciones colectivas a una situación social que nos negamos a aceptar.

La industria del libro sobrevive, en gran medida, gracias a la precariedad aceptada de muchos de sus trabajadores, por necesidad, por pasión o por implicación política. Mientras estos se esfuerzan en difundir ideas o imágenes susceptibles de cambiar nuestra visión del mundo, otros conciben el libro básicamente como una mercancía de la cual es posible extraer beneficios. Capaces tanto de apropiarse de los grandes principios de independencia y democracia cultural, como de practicar una publicidad agresiva, la explotación salarial y el monopolio, los Leclerc, Fnac, Amazon y otros grandes grupos financieros pretenden hacernos olvidar una de las dimensiones esenciales del libro: crear lazos, encontrarse.

Mientras tanto, los diversos oficios librescos, ya se trate de profesiones simbólicamente reconocidas o de pequeños curros indispensables en toda cadena económica, cultural y social, están siendo degradados y sustituidos por operaciones técnicas, en las que conceder a cada cosa su tiempo se convierte en algo inconcebible. ¿Acaso la industria del libro sólo necesita consumidores compulsivos, opinólogos de las redes y otros maleables intermediarios? Muchos de nosotros acabamos así atrapados en lógicas mercantilistas, desposeídos de todo pensamiento colectivo o de perspectivas de emancipación social, hoy en día terriblemente ausentes en el espacio público.

La producción de ensayos, de literatura o de poesía, sometida como está al criterio del éxito, se empobrece, y con ella los fondos de las librerías y de las bibliotecas. El valor de un libro se ve así reducido a sus cifras de ventas, independientemente de su contenido: dentro de poco, no podremos leer más que lo que funciona. Pero, mientras un alto directivo de Amazon declara: “las únicas personas necesarias en la edición actual son los lectores y los escritores”, algunos seguimos trabajando, a escala humana, con libros, librerías, imprentas, bibliotecas o editoriales.

Sin embargo, a pesar de todas nuestras ganas de resistencia, nos hallamos, como la inmensa mayoría, totalmente rodeados por la omnipresente informática, por las lógicas de gestión mercantilista y por las dificultades para llegar a fin de mes. Nos vemos igualmente embarcados en una seudodemocratización de la cultura que sigue realizándose por lo bajo, tendiendo al empobrecimiento y a la uniformidad de las ideas y de los imaginarios, para responder al mercado y a sus razones. Aturdidos por todo esto, intentamos mantenernos al día, afrontando la informática para nuestros programas de gestión, la venta en línea, el corrector automático, las deslocalizaciones, la avalancha de novedades absurdas, las amenazas de los bancos, el alza de los alquileres y las digitalizaciones salvajes.

Pero no podemos avenirnos a reducir el libro y su contenido a un flujo de datos electrónicos y “clicables” hasta la náusea; lo que producimos, compartimos y vendemos es, ante todo, un objeto social, político y poético. Incluso en sus aspectos más humildes, de mero divertimento y placer, queremos que siga siendo algo humano. Rechazamos rotundamente el modelo social que nos proponen –perdidos en alguna parte entre pantallas y grandes superficies, con sus “bip-bip”, sus neones y los chasquidos de sus altavoces–, que tiende a conquistar todas las profesiones.

Pues, al pensar en la situación actual de los oficios librescos, estamos pensando igualmente en todos aquellos que también están sufriendo procesos demasiado parecidos para resultar anecdóticos: los médicos, cuya labor se está segmentando para estar más controlada, los trabajadores sociales que se agotan rellenando tablas de evaluación, los carpinteros que ya no pueden plantar un clavo sin el permiso del ordenador, los pastores obligados a implantar chips electrónicos en sus ovejas, los mecánicos atados a sus maletines informatizados; ¡lo próximo serán mochilas electrónicas para los colegiales!

La lista es tan larga que tenemos que unirnos e intentar trabar el avance de esta apisonadora del progreso ciego. En vez de esperar al próximo recorte impuesto desde Bruselas o al enésimo ataque del Ministerio de Cultura contra los oficios librescos, es preferible que comencemos a organizarnos ya, buscando alternativas, creando, por ejemplo, cooperativas y mutualidades de compra, uniéndonos para lograr mejores condiciones salariales o bien incluso inventándonos nuevos lugares y prácticas que se ajusten mejor a nuestra visión delmundo y de la sociedad en la que queremos vivir.

Estamos tomando conciencia de la catástrofe que está en marcha y, curiosamente, eso nos hace optimistas, pues queda todo por hacer. Para empezar, hay que dejar de echarnos la culpa mutuamente y acabar con la resignación y con el derrotismo ambiental. Por eso lanzamos un llamamiento a todos/as aquellos/as que se sientan afectados/as por esto a encontrarnos para intercambiar opiniones sobre nuestras dificultades y necesidades, nuestros deseos y proyectos. Estás invitado/a a una primera sesión nacional de debates, para compartir reflexiones, organizar grupos de trabajo y preparar acciones conjuntas en Montreuil, el fin de semana del 12 y 13 de enero de 2013, en La Parole Errante.

*¿Quiénes son los 451?

Autores/as, editores/as, maquetistas, diseñadores/ as, correctores/as, impresores/ as, difusores/as, distribuidores/as, libreros/ as, repartidores/as, manipuladores/as, traductores/ as, ilustradores/as, archivistas… el Movimiento de los 451, que debe su nombre a la archiconocida obra de Ray Bradbury Fahrenheit 451, ha publicado su manifiesto en Le Monde y La Reppublica.

Los temas sobre los que han reflexionado hasta ahora son: 1. las condiciones de trabajo en las profesiones librescas; 2. venta en línea y digitalización; 3. del autor al lector: oficios y saberes en la cadena del libro; 4. La economía del libro: entre compartir y beneficiarse (asociaciones, tiendas, cooperativas, centrales de compra, bibliotecas…); 5. Los lugares del libro. En su bitácora, les451.noblogs.org, puedes conocer el nombre de las personas que firman y contactar con este proyecto.

http://www.diagonalperiodico.net/Llamamiento-de-los-451.html

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Appel des 451 [Texte complet]

Le texte suivant est l’Appel des 451,
écrit par le collectif des 451,
et signé par un ensemble de personnes dont la liste figure ci-après.

________________________________
Appel des 451,
pour la constitution d’un groupe d’action et de réflexions
autour des métiers du livre
________________________________

Nous (1) avons commencé à nous réunir depuis quelque temps pour discuter
ensemble de la situation présente et à venir du livre et de ses métiers. Pris dans une
organisation sociale qui sépare les activités, partis d’un sentiment commun – fondé
sur des expériences diverses – d’une dégradation accélérée des manières de lire,
produire, partager et vendre des livres, nous considérons aujourd’hui que la question
ne se limite pas à ce secteur, et cherchons des solutions collectives à une situation
sociale que nous refusons d’accepter.

L’industrie du livre vit en grande partie grâce à la précarité qu’acceptent nombre de
ses travailleurs, par nécessité, passion ou engagement politique. Pendant que ceux-
ci s’efforcent de diffuser des idées ou des images susceptibles de décaler nos points
de vue sur le monde, d’autres ont bien compris que le livre est surtout une
marchandise avec laquelle il est possible d’engranger des profits conséquents.
Sachant autant s’approprier les grands principes d’indépendance ou de démocratie
culturelle que pratiquer le déferlement publicitaire, l’exploitation salariale et la
diversité du monopole, les Leclerc, Fnac, Amazon, Lagardère et autres grands
groupes financiers veulent nous faire perdre de vue l’une des dimensions
essentielles du livre : un lien, une rencontre.

Pendant ce temps, qu’il s’agisse des professions symboliquement reconnues ou des
petits boulots indispensables à toute chaîne économique, culturelle et sociale, les
divers métiers du livre sont disqualifiés et remplacés par des opérations techniques,
à côté desquelles prendre le temps devient inconcevable. L’industrie du livre n’aurait-
elle en effet besoin que de consommateurs impulsifs, de réseauteurs d’opinion et
autres intérimaires malléables ? Beaucoup d’entre nous se trouvent ainsi enrôlés
dans des logiques marchandes, dépossédés de toute pensée collective ou de
perspectives d’émancipation sociale – aujourd’hui terriblement absentes de l’espace
public.

Contrainte par le critère du succès, la production d’essais, de littérature ou de poésie
s’appauvrit, les fonds de librairie ou de bibliothèque s’épuisent. La valeur d’un livre
devient donc fonction de ses chiffres de vente et non de son contenu : il ne sera
bientôt plus possible de lire que ce qui marche. Or, pendant que le PDG d’Amazon
déclare que « les seules personnes nécessaires dans l’édition sont maintenant le
lecteur et l’écrivain (2) », certaines personnes continuent de travailler avec des livres
(3), des librairies, des imprimeries, des bibliothèques ou des maisons d’édition à
échelle humaine. Malgré notre envie de résister, nous sommes, comme l’immense
majorité, cernés par le tout-informatique, les logiques gestionnaires et les fins de
mois difficiles. Nous sommes également embarqués dans une pseudo
démocratisation de la culture, qui continue de se faire par le bas, et se réduit à
l’appauvrissement et l’uniformisation des idées et des imaginaires, pour correspondre
au marché et à sa rationalité. Étourdis, nous tentons de rester dans le coup : on fait
avec les logiciels, les commandes en ligne, les correcteurs automatiques, les
délocalisations, l’avalanche de nouveautés creuses, les menaces des banques, la
hausse des loyers et les numérisations sauvages.

Cependant, nous ne pouvons nous résoudre à réduire le livre et son contenu à un
flux d’informations numériques et cliquables ad nauseam ; ce que nous produisons,
partageons et vendons est avant tout un objet social, politique et poétique. Même
dans son aspect le plus humble, de divertissement ou de plaisir, nous tenons à ce
qu’il reste entouré d’humains. Nous rejetons clairement le modèle de société que l’on
nous propose, quelque part entre l’écran et la grande surface, avec ses bip-bip, ses
néons, et ses écouteurs grésillants, et qui tend à conquérir toutes les professions.
Car en pensant à l’actualité des métiers du livre, nous pensons également à tous
ceux qui vivent des situations trop similaires pour être anecdotiques : les médecins
segmentent leurs actes pour mieux comptabiliser, les travailleurs sociaux s’épuisent
à remplir des grilles d’évaluation, les charpentiers ne peuvent plus planter un clou qui
ne soit ordonné par ordinateur, les bergers sont sommés d’équiper leurs brebis de
puces électroniques, les mécaniciens obéissent à leur valise informatique, et le
cartable électronique dans les collèges, c’est pour tout à l’heure.

La liste est si longue que nous devons nous regrouper, et ainsi enrayer cette
machine du progrès aveugle. Plutôt que d’attendre la prochaine mesure européenne
de rigueur ou la énième attaque du ministère de la Culture contre la chaîne des
métiers du livre, nous préférons nous organiser dès maintenant. Par exemple, en
trouvant des alternatives, en créant des coopératives et des mutuelles d’achat, en
nous unissant pour de meilleures conditions salariales, ou bien encore en inventant
des lieux et des pratiques qui conviennent davantage à notre vision du monde et à la
société dans laquelle nous désirons vivre.

C’est parce que nous prenons la mesure du désastre en cours que nous sommes
optimistes : tout est à construire. Avant tout, nous voulons cesser de nous rejeter
éternellement la faute les uns sur les autres et couper court à la résignation et au
défaitisme ambiants. Nous lançons donc un appel à tou.te.s celles et ceux qui se
sentent concerné.e.s à se rencontrer, en vue d’échanger sur nos difficultés et nos
besoins, nos envies et nos projets.

Vous êtes invité.e.s à une première session nationale de discussions, en vue de
partager des réflexions, d’élaborer des groupes de travail ou de préparer des actions
communes (4) à Montreuil, le week-end du 12 et 13 janvier 2013, à la Parole errante
(5).

 —————————–
Pour vous tenir informé.e.s, nous contacter et participer_
Blog : les451.noblogs.org
Adresse mail : les451@riseup.net
Adresse postale :  Les 451 / 30, avenue Mathurin Moreau / 75019 Paris
 —————————–

Notes :
(1) Auteur.e.s, éditeur.trice.s, maquettistes, graphistes, correcteur.trice.s,
imprimeur.ses, diffuseur.euse.s, distributeur.trice.s, libraires, livreur.euse.s,
manutentionnaires, traducteur.trice.s, illustrateur.trice.s, bibliothécaires,archivistes…

(2) Le Monde, 21 octobre 2011.

(3) Un ami paysan nous racontait : « Avant, il y avait la tomate. Puis, ils ont fabriqué
la tomate de merde. Et au lieu d’appeler la tomate de merde “tomate de merde”, ils
l’ont appelée “tomate”, tandis que la tomate, celle qui avait un goût de tomate et qui
était cultivée en tant que telle, est devenue “tomate bio”. À partir de là, c’était foutu. »
Aussi nous refusons d’emblée le terme de « livre numérique » : un fichier de
données informatiques téléchargées sur une tablette ne sera jamais un livre.

(4) Les thèmes jusqu’ici retenus sont : 1. Conditions de travail dans les métiers du
livre, 2. Vente en ligne et numérisation, 3. de l’auteur au lecteur: métiers et savoir-
faire dans la chaîne du livre, 4. L’économie du livre : entre partage et profits
(associations, commerces, coopératives, mutuelles d’achat, bibliothèques…), 5.
Quels lieux pour le livre ?
D’autres thèmes peuvent être proposés par qui le souhaite ; un programme sera
bientôt disponible.

(5) 9, rue François Debergue, 93100 Montreuil, Métro Croix de Chavaux.

—————————–
Le jeudi 20 mars 2014, il y avait 564 signatures de l’Appel des 451,
émanant de personnes travaillant dans l’ensemble de la chaîne des métiers du livre et de lecteurs/lectrices.

Vous pouvez ajouter votre signature si vous soutenez ce texte, en envoyant vos
noms, prénoms et métier à l’une des adresses (mail ou postale) indiquées ci-dessus.

Giorgio Agamben – philosophe
Sophie Agraphioty – libraire
Damien Almar – simple lecteur
Matthieu Amiech – éditeur
Agnès André – lectrice
Florence Andrieu & Hélène Serra – libraires
Audrey Andriot – libraire
Andrea Arouxet – traductrice
Lorenzo Ascani – architecte
Martine Asoni – enseignante, lectrice, bibliothécaire bénévole
Robin Assous – réalisateur sonore, journaliste
Leslie Auguste – assistante éditoriale
Mathilde Azzopardi – assistante d’édition

Nadège Baheux – assistante d’édition
Viviane Baladi – mathématicienne
Michel Bambel – imprimeur
Jean-Baptiste Baronian – écrivain
Natalie Barsacq – lectrice
Jérôme Baschet – historien
Guillaume Basquin – aviateur, auteur
Jérôme Bau – étudiant en édition
Jean-Michel Baudoin – auteur dramatique, directeur de théâtre
Julien Baudoin – bouquiniste
Odile Bauduin – médecin, lectrice
Emmanuelle Baudry – magasinier des bibliothèques
Marc Baudry – directeur d’entreprise retraité
Sylviane Baudry – institutrice retraitée
Jacques Baujard – libraire
Joëlle Baumerder – directrice de La Maison du Livre de Bruxelles
Nicolas Bayart – éditeur
Ana Becciú – traductrice, poète
Josée Bégaud – traductrice
Sabrina Berkane – libraire
Sandra Belland – animatrice d’ateliers d’écriture, auteur en galère
Dominique Bellec – éditeur
Catherine Berger – ex-libraire, ex-commerciale livres, lectrice
Philippe Berger – correcteur
Brigitte Bergasse – professeur d’Histoire et de Géographie
Aurélien Berlan – traducteur
David Bernard – bibliothécaire
Émilien Bernard – traducteur
Jean-Baptiste Bernard – journaliste
Florent Bernon – apprenti imprimeur
Pierre Bessard – éditeur
Cédric Biagini – libraire, éditeur
Sylvie Bienaimé – professeur, documentaliste, lectrice
Gisèle Bienne – écrivain
Éliane Blaise – plasticienne
Simone Blanc, bibliothécaire
Clarisse Blanchard – libraire
Carine Blanchart – lectrice
Philippe Blanchon – écrivain, éditeur
Michel Block – pasteur
Florie Bodin – éditrice
Philippe Bohn – secrétaire de rédaction-journaliste, ex-libraire
Antoinette Bois de Chesne – formatrice, animatrice d’atelier d’écriture
Brigitte Bonnefille – secrétaire de rédaction, correctrice
Tiphaine Bonvillain – assistante d’édition, bibliothécaire
Jeanne Bordelet-Defrocourt – lectrice, professeur des écoles
Dominique Bordes – éditeur
Benoit Bories – réalisateur radio
Amélie Bossard – relieur
Giulia Bouchault-Mathis – étudiante en édition
Matthis Bouchayer – lecteur, stagiaire en librairie
Sarah Boucher – Animatrice socioculturelle
Abderrahmane Bouchène – éditeur
Aurélien Boudon – éditeur
André Bouny – auteur
Hugo Bouquet – lecteur
Jean-François Bourdic – éditeur
Isabelle Bourgueil – éditrice
Laure Boushor – professeur documentaliste syndicaliste et lectrice
Yves Boutroue – enseignant
Béatrice Brérot – poète et bibliothécaire
Claire Bretin – libraire
Jennifer Brezel – libraire
Manon Brien – biblioprécaire
Camille Broch – étudiante en librairie
Elodie Brochier – comédienne-marionnettiste
Jean-Christophe Brochier – éditeur
Emmanuel Broda-Morhange – urbaniste
Philippe Brulin – maquettiste, graphiste, correcteur, éditeur
Sandrine Brugot Maillard – formations et animations en littérature
Sophie Bustos – simple lectrice
Michel Butel – écrivain, directeur de journal

Sophie Caby – photographe
Fulvio Caccia – écrivain, chargé de développement associatif
Laetitia Cador – libraire
Xavier Calais – éditeur
Béatrice Candy-Bercetche – bouquiniste
Aintzane Caralp – libraire
Agnès Caralp – libraire
Pauline Carlier – éditrice
Guillaume Carnino – historien, éditeur
Laurence Carolo – assistante principale de conservation
Anna Maria Carpi – écrivain, traductrice
Gianni Carrozza – bibliothécaire
Didier Catineau – journaliste, directeur d’édition
Alban Caussé – libraire
Jean-Jacques Cellier – éditeur
Julie Cenac – libraire
Julien Cendres – écrivain
Jean Marc Chabirand, relieur
Michèle Chadeisson – libraire
Francis Chaput-Dezerville  – librairie
Angélique Charbonnet – étudiante en édition
Valérie Charbonnier – bibliothécaire
Fabien Charreton – libraire
Robert Charvin – professeur des universités et écrivain
David Chauvel – scénariste, éditeur
Carmela Chergui – attachée de presse
Paul Chevillard – lecteur, auteur, comédien
Clément Chevrier – étudiant en création éditoriale
Pierre Chiesa – militant syndical dans l’édition
Jean-Benoît Clariond – libraire
Marie-Liesse Clavreul – éditeur
Valérie Clement – lectrice
Laurent Cloarec – lecteur
Karine Clugery – libraire
Karine Cnudde – éditrice
Anne-Françoise Cochet – libraire, correctrice
Christine Coiffard – lectrice et formatrice en sciences de l’éducation
Carole Cohen – écrivain, éditrice, lectrice
Dominique Coloby – représentante  livres
Philippe Colomb – bibliothécaire
Christine Colonna-Cesari – écrivain
Marine Coquet – éditrice
Jean-François Cornu – traducteur
Mickaël Correia – journaliste rédacteur
Marilyne Cotten – assistante d’édition
Denis Cressens – auteur
Florence Curt – éditrice
Fabrice Cysique – libraire

Caterina D’Agostino – iconographe
Delphine Daubus – contractuelle en bibliothèque
Michel David – lecteur, acheteur de droits
Bertrand Davodeau – psychologue
Colombe de Dieuleveult – doctorante, lectrice
Cécile Delalandre – auteur
Jean-Pierre Deleuze – lecteur infirmier
Bernard Delifer – éditeur
Alèssi Dell’Umbria – auteur, réalisateur
Julien Delorme – assistant d’édition, assistant administratif
Aurélie DelPiccolo – documentaliste
Hervé Delouche – correcteur édition
Cyrille Derouineau – photographe, journaliste
Audrey Dervaux – lectrice, bibliothécaire bénévole
Andrée Descat – lectrice
David Desmaret – illustrateur
Xavier Desnos – journaliste, animateur radio
Giuseppe De Rosa – avocat
Michel Dias – écrivain
Alexandra di Folco – médiatrice culturelle livre, auteur
Thierry Discepolo – éditeur
Oriana Djaballah – représentante Livres
Christian Domec – apprenti libraire
Armelle Domenach  – metteur en pages, orthotypographe
Fabrice Domingo – libraire
Christophe Dosta – écrivain, correcteur
Nadia Ducerf – formatrice en librairie
Bernard Dubois – lecteur
France Dubois – professeur de yoga
Thibault Dubreuil – enseignant
Charlotte Dugrand – correctrice, éditrice
Jean-Claude Duhourcq – archiviste
Arnaud Dujeancourt – libraire
Marion Dumand – journaliste, animatrice livresque, chômeuse
Alain-Régis Dumeste – retraité
Guillaume Dumora – libraire

Felip Equy – bibliothécaire
Wael El Khader – bibliothécaire
Lucie Eple – responsable internet / réseaux sociaux
Frédéric Evrard-Narducci – lecteur
Nicolas Eyguesier – éditeur
Pierre Eyguesier – éditeur, correcteur
Pierre Louis Ezavin – administrateur judiciaire

Laurent F. Trousselle – auteur, lecteur
Gérard Fabre – imprimeur
Gérard Farasse – professeur émérite, écrivain
Vincent Farasse – auteur
Nicolas Fargette – libraire
Virginie Faucher-Raymond – libraire
Patrice Favaro – auteur, formateur littérature jeunesse, responsable publication
Claire Féasson – libraire
Pascale Félix – éditrice
Julien Ferre – libraire
Nathalie Fey – éditeur, journaliste, fabriquant
Nicolas Filloque – graphiste, dessinateur
Benoît Fleurance – maquettiste
Fabrice Flipo – auteur, philosophe
Julienne Flory – cheffe d’édition
Hervé Floury – libraire
Eric Floury – libraire
Jean-Paul Fontaine – docteur en médecine et historien du livre
Salvador Foraster – libraire
Anne Francès, libraire
Bernard Francès – libraire, diffuseur retraité
Yves Frapech – Sculpteur,musicien chanteur, philosophe de bazard
Patrick Frêche – libraire
Thierry Fredriksson – libraire
Nicole de Fréminville – libraire
Marie Fritsch  – libraire
Jean-Pierre Frommer – ingénieur
Pierre Furlan – écrivain

Catia Gabrielli  – libraire, auteur
Xavier Gaillon, enseignant, libraire
Laurent Galès – rédacteur, journaliste correspondant de presse, auteur
María Teresa Gallego Urrutia – traductrice
Guillaume Gandelot  – libraire
Alexis Garandeau – auteur-éditeur
Jean-Philippe Garçon – éditeur
Cyrine Gardes – étudiante
Edith Garnier – historienne
Aurélie Garreau – libraire
Patrick Garrouste – lecteur
Régis Gaspaillard – traducteur
Camille Gautier – assistante éditoriale
Géraldine Gautier – libraire
Stéphanie Genot – bibliothécaire
Jean-Louis Gérard – retraité de l’édition
Alain Gérardin – éditeur
Gérard Germani – avocat
Lancelot Germani – lycéen
Philippe Gerval – technicien du livre, traducteur, lecteur
Frédérique Giacomoni – éditrice
Christophe Giganti – ouvrier du Livre
Sylvie Girard – conseillère pédagogique retraitée
Claude Girardin – lectrice, auteur, enseignante
Mélie Giusiano – graphiste
Benjamin Girodet – lecteur
Philippe Godard – écrivain
Denis Gohin – créateur graphiste
Elsy Gomez – gestion d’entreprises du livre & traductrice
Gilles Gonord & Céline Lucet  – libraires, éditeurs
Bruno Gouteux – éditeur
Geneviève Gouyou-Beauchamps – documentaliste
Gaël Goy – éditeur, graphiste
Richard Graille – musicien, lecteur
Sylvain Grand – lecteur, chef de projets
Lucile Grandjean – bibliothécaire
Didier Grasset – représentant livres
Taïna Grastilleur – correctrice, secrétaire d’édition
Sylvain Grateau – rédacteur, réviseur
Julie Grellet – enseignante
Isabelle Grémillet – directrice commerciale diffusion
Serge Grenard – imprimeur retraité
Adeline Grolleau – chargée de clientèle édition
Michel Gros-Dumaine – auteur
Camille Grossiord – étudiante en Master Pro édition
Didier Grouard – webmestre
Philippe Guazzo – libraire
Benoit Guillaume – auteur, graphiste
Thierry Guilhem – lecteur et rédacteur de blog
Bruno Guillet – cadre d’action sociale-hébergement/insertion
Béatrice Guillemard – auteure, plasticienne, enseignante et éditrice
Cécile Guillet – étudiante en bibliothèque
Anna Guilló – directrice de rédaction
Alain Guillo – libraire
Joëlle Guimier – lectrice-édition
Pauline Guignes – étudiante
Thierry Guslevic – conservateur des bibliothèques
Jeanne Guyon – éditrice
Catherine Guyot – militante femme, métier de l’édition

Elisabeth Haakman – journaliste retraitée
Fabia Hacine-Gherbi – médiatrice culturelle livre
Sébastien Haton – auteur, lexicographe
Eric Hazan – éditeur
Jacques Hébert – secrétaire particulier, écrivain
Lorant Hecquet – libraire
Francette Hecquet – libraire
Claude-Marin Herbert – bibliothécaire
Marie Hermann – éditrice et traductrice
Karine Hervë – représentante livres
Jean-François Hérouard – ex-correcteur de presse, micro-éditeur de poésie
Françoise Herveau – infirmière en psychiatrie
Hélène Heuillet – libraire, lectrice
Manon Him – étudiante en édition
Mathilde Houlès – libraire
David Houte – libraire
Elsa Houzelles – libraire
Sarah Humblin – bibliothécaire
Manuel Huriot – libraire

Nastassja Imiolek – relieur
Celia Izoard – traductrice, journaliste

Manon Jaillet – éditrice
Florence Jany-Catrice – professeur d’université en sciences économiques
Aurélie Jardel – libraire
Philippe Jeannin – professeur des universités en sciences économiques
Grégory Jérome – chargé d’étude, conseiller professionnel pour les métiers de la culture
Hervé Jézéquel – bouquiniste
Neil Jobard – écrivain
Joëlle Jolivet – illustratrice
Daniel Joniot – simple lecteur
Julien June Misserey – libraire
Michel Jung – conservateur des bibliothèques

Claire Kanik – conseillère pédagogique
Francis Kapetanovic – éditeur
Thierry Kerserho – éditeur
Raphaële Kipen – éditrice
Mickaël Kobler – maquettiste, graphiste
Marc Kopylov – éditeur
Benjamin Koskas – éditeur

Julien Ladegaillerie – étudiant en Métiers du livre
Caroline Laffon – auteur
Marie Laigle – secrétaire de rédaction, correctrice
Marie-Pierre Lajot – éditrice
Jillian Lainé – assistante commerciale, distribution
Béatrice Lambert – professeur-documentaliste
Aurélien Lambert – éditeur en collectif
Gérard Lambert – libraire liquidé
Guido Lagomarsino – agent littéraire
Emilie Lassus – coordinatrice éditoriale
Christian Laucou-Soulignac – éditeur artisan, typographe au plomb,
maquettiste, historien des techniques de l’imprimerie, littérateur
Elise Laven – lectrice, libraire, chroniqueuse
Samantha Lavergnolle – attachée de presse
Emmanuelle Lavoix – économie du livre (SRL), traductrice
Nicolas de La Casinière – journaliste, auteur
Meritxell de la Huerga – lectrice, traductrice, professeur
Natacha de La Simone – libraire
Aude Le Breton – correctrice
Dorothée Le Bris – éditrice
Joël Le Corre – lecteur
Bruno Le Dantec – écrivain, journaliste
Camille Le Doze – éditrice
Mathieu Le Gourriérec – libraire
Laurence Le Léannec – bibliothécaire
Michel Le Meur – libraire
Aurélie Le Pen – agent à tout faire en bibliothèque
Marie Ange Le Rochais – auteure, illustratrice jeunesse
Daniel Lebordais – bibliothécaire
Sandrine Lefrançois – médiatrice du livre
Antonin Lenoir – enfant lecteur
Sébastien Lenoir – enseignant lecteur
Frederic Lenoir – PDG imprimerie
Julia Lerat – apprentie libraire
Jean-Claude Lesage – historien de l’art
Sophie Lespiaux – journaliste culturelle
Lucie Lesvenan – assistante commerciale diffusion
Valérie Letort – infirmière
Yves Letort – libraire
Michelle Leturcq – enseignante retraitée
Denis Lévy-Soussan – auteur
Alain Leze – libraire
Régine Lilensten – éditrice
Renaud Lopès – éditeur
Gilles Lucas – rédacteur, éditeur
Mikaël Lugan – enseignant, directeur de publication

Jean-Jacques M’U – éditeur
Patrick Mabilat-Linossier – enseignant retraité
Stella Magliani-Belkacem – secrétaire d’édition
Raimondo Di Maio – libraire, éditeur
Lenia Major – auteur
Alain Mala – éditeur
Jean-Baptiste Malet – journaliste
Anne Malka – cadre administratif Sécurité sociale
Lysiane Mangin – étudiante en édition
Martin Manuel – éditeur
Patricia Marais – photographe
Alain Marc – auteur
Patrick Marcolini – conservateur de bibliothèque stagiaire
Jean-Louis Marçot – chercheur indépendant
Thierry Maréchal – lecteur, fournisseur de l’industrie du livre
Sophie Maret – bibliothécaire
Thibault Di Maria – entrepreneur
Nelly Markovic – retraitée de l’Education Nationale, traductrice
Bernard Marrey – historien de l’architecture, éditeur
Dominique Martel – rédactrice, réviseuse
Jean-Louis Marteil – éditeur
Elodie Martin – représentante livres, libraire
Gilles Martin – éditeur
Catherine Martin-Zay – libraire
Lucien Massaert – éditeur
Simone Mathis – lectrice
Anne-Laure Mayer – éditrice
Gérard Maynadié – libraire
Dominique Mazuet – libraire
Valérie Meystre – bouquiniste
Brigitte Michaud – éditrice
Daniel Michel – écrivain
François Michel – conservateur de bibliothèque stagiaire
Olivier Michel – libraire
Dominique Minard – libraire
Nicole Mison – correctrice
Annalisa Molle – communicante éditions
Lionel Moneger – bibliothécaire
Georges Monti – éditeur, enseignant d’édition
Gérard Mordillat – écrivain, cinéaste
Philippe Moreau – typographe, lithographe, éditeur
Tatiana Moroni – libraire, traductrice
Déborah Mortali – attachée de presse
Romain Mollica – libraire chômeur
Michèle Mottay – simple lectrice
Alexandre Mouawad – maquettiste
Raphael Mouterde – technicien du son
Gilles Moutot – enseignant
Bernard Mnich – bibliothécaire
Florent Murat – éditeur
Hélène Murat – libraire
Antonin Murtin – informaticien
Maia Musumeci – professeur retraitée

Maurice Nadeau – éditeur
Bernard Nardo – dessinateur
Claude Naves – formateur en librairie
Sébastien Neuville – lecteur
Kelig Nicolas – magasinier de bibliothèque
Émilie Nief – éditrice
Laurent Nio – bibliothécaire
Bernard Noël – écrivain
Léanne Noilhac – libraire
Édith Nolot – lectrice et affûteuse de crayons
Guillaume Normand – archiviste
Gaspard Norrito – journaliste retraité
Nicolas Norrito – éditeur, enseignant
André Nouschi – historien, professeur des universités

Estelle Olier – lectrice
Yvette Orengo – consultante édition, lectrice
Heber Ostroviesky – éditeur, traducteur, enseignant-chercheur
Mari Otxandi – secrétaire de rédaction, correctrice, traductrice

Juuso Paaso – bibliothécaire
Arnaud Pascal – éditeur
Yves Pagès – écrivain, éditeur
Célio Paillard – graphiste, éditeur en collectif
Michel Paolasso – membre du Directoire du SLF, libraire
Daniel Pardo – directeur de recherche au CNRS
Bernadette Paringaux – éditrice
Jean-Pierre Parmentier – ancien libraire
Chloé Pathé – éditrice
Jérôme Peignot – écrivain
Samuel Pelras – professeur de philosophie, essayiste
Marc Perelman, professeur des Universités, éditeur
Andrés Pérez – journaliste
Tangui Perron – historien
Madeleine Pierre-Maurizi – juriste
Maxence Pieters – archéologue
Geoffroy Pithon – graphiste
Arlette Pitton-Rozand – documentaliste
Emilie Poinsot – libraire-bouquiniste
Gilberte de Poncheville – libraire
Aude Poirot – auteure, illustratrice
Philippe Pottier – libraire
Maud Poupa – assistante éditoriale
Stéphane Prat – auteur
Pierre Prigent – lecteur
Franck Pruja – éditeur

Serge Quadruppani – écrivain, traducteur
Bernadette Quentin – lectrice
Bernard Quérol – éditeur
Julien Ques – graphiste, maquettiste

Chloé Radiguet – auteur, lectrice
Sébastien Raimondi – éditeur
Samuel Rault – représentant livres
Isabelle Raymond – correctrice, assistante d’édition
Jean-Marc Raynaud – éditeur
Bertrand Redonnet – écrivain
Vincent Reignier – libraire
Alain Renouf – libraire
Kenzi Riboulet – lecteur atterré
Pascal Ricard – libraire-bouquiniste
Sophie Richard – future gérante d’une structure de diffusion
Yann Richard – assistant à la mise en scène
Bruno Richer – lecteur, rat de librairie
Guillaume Riquier – magasinier en bibliothèque
Cyrille Rivallan – traducteur
Mathieu Rivat – auteur, lecteur
Georges Rivière – graphiste, maquettiste
Bastien Roche – libraire
Frater Rodriguez  – éditeur retraité
Raphaëlle Rodriguez – libraire
Dominique Roger – journaliste, auteur
Daniel Roignant – libraire, charcutier
Cécile Rol-Tanguy – attachée de presse indépendante
Noémie Rollet – correctrice
Marco Romano – libraire
Roger Roques – libraire
Marie Claude Rossard, déléguée d’une association régionale des libraires indépendants
Charlotte Rouault – réalisatrice radio
Jérémie Rueff  – apprenti en fabrication du livre, éditeur indépendant
Marion Roussel – pédiatre, lectrice

Fabrizio Sabelli – anthropologue économiste et écrivain
Jean-Luc Sahagian – chanteur de variétés
Sandrine Salières Gangloff – relieur restaurateur artisan
Angelo Salvatori – libraire, bibliothécaire
Alexandre Sánchez – traductrice
Maïca Sanconie – auteur, traductrice
Anne-Charlotte Sangam – éditrice
Andrea Sartini – philosophe
Caroline Sayanouanchan – libraire
André Scala – enseignant de philosophie
Gabriele Scardino – libraire
François-Xavier Schmit – libraire
Martine Schinz – bibliothécaire
Soline Scutella – éditrice
Magosha Seitz – bibliothécaire, traductrice
Wilfrid Sejeau – libraire
Doris Séjourné – libraire
Jeanne-Marie Sens – éditeur, écrivain
Nedjib Sidi Moussa – enseignant-chercheur
Patrick Silberstein – éditeur
Françoise Simpère – journaliste, auteur, éditrice
Isabelle Sivan – lectrice
René Soulé-Péré – lecteur
Chloé Strack – assistante d’édition, traductrice
Corinne Strutz – commerciale

Laurence Tacou – éditeur
Valérie Tafforeau – libraire
Isabelle Taillebourg – documentaliste
Jacques Tallote – auteur
James Tanneau – libraire retraité
Julien Tardif – étudiant en édition
Claudio Tennant – chef opérateur du son
Bertrand Tesson – documentariste
Elisa Thepot Da Silva – libraire
Anicet Thomas – représentant livres
Emilie Thomas – assistante d’édition
Jerôme Thorel – journaliste, auteur
Valérie Thouard – éditrice
Lucas Thouy – libraire
Marie Hélène Tomatis – psychanalyste, lectrice
Marc Tomsin – correcteur, éditeur
Lorenzo Tortora de Falco – professeur en université de Logique
Justine Tosonian, étudiante en Métiers du livre
Anna Touati – éditrice, traductrice
Danielle Touffet-Courtin – lectrice
Rémy Toulouse – éditeur
Hélène Tournerie – lectrice
Annabela Tournon – graphiste, historienne
Dominique Tourte – graphiste et éditeur
Pierre-Yves Toussenel – technicien territorial
Hélène Trân – lectrice, retraité cadre du livre
Rémi Tréhin-Lalanne – lecteur
Isabelle Tréhorel-Kerfant – libraire
Christiane Tricoit – éditrice
Roland Truc – lecteur, écrivain amateur
Eva Truffaut – lectrice
Julie Tyrlik – étudiante en restauration de livres

Nicole Valentin – graphiste,artiste
Thierry Vanhasselt – auteur, enseignant
Sophie Van Kan – lectrice, écrivain
Marion Velten & Florent Vial – libraires
Stéphane Vernisse – libraire
Daniel Veron – projet collectif d’ouverture de librairie
Olivier Verschueren – libraire
Christine Veyssier – enseignante formatrice
Fanny Veysset, étudiante en musicologie, animatrice radio, rédactrice en presse locale
Cécile Videcoq – assistante d’édition
Nicolas Vigour – étudiant en bibliothèque, auteur
Grégoire Vilanova – magasinier en bibliothèque
Fransi De Villar Dille – cinéaste, lecteur
Nataly Villena – éditrice
Christine Villeneuve – chargée de mission dans l’édition
Marc Villemain – écrivain, éditeur
Dominique Vincent – comédienne retraité
Céline Vivier – lectrice enseignante spécialisée, bloggeuse
Thierry Vohl –graphiste concepteur

Samuel Wahl – journaliste
Fanny Walz – graphiste

Isabelle Yañez – enseignante et traductrice
Nicole Yrle – auteur

Adrien Zammit – graphiste
Alberto Zino – psychanalyste
Julia Zortea – rédactrice
Nathalie Zylberman – relations presse communication éditions

 

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Appel des 451 – Version PDF imprimable

Voici l’appel des 451 à télécharger pour impression et diffusion.

Appel des 451_

 

 

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Rencontres autour des métiers du livre les 12 et 13 janvier 2013

Les samedi et dimanche 12 & 13 janvier auront lieu des rencontres nationales autour des métiers du livre, organisées par les 451 à la Parole errante, 9 rue François Debergue à Montreuil (93), Métro Croix de Chavaux.

Les thèmes jusqu’ici retenus sont :

1. Conditions de travail dans les métiers du livre

2. Vente en ligne et numérisation

3. de l’auteur au lecteur: métiers et savoir-faire dans la chaîne du livre

4. L’économie du livre : entre partage et profits (associations, commerces, coopératives, mutuelles d’achat, bibliothèques…)

5. Quels lieux pour le livre ?

D’autres thèmes peuvent être proposés par qui le souhaite ; un programme sera bientôt disponible.

Si vous organisez des rencontres autour des métiers du livre dans la perspective de l’Appel des 451, merci de nous le signaler pour l’info soit relayée.

 

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Présentation

Le groupe des 451 rassemble des professionnel-le-s, des lecteurs et des lectrices autour du désir de penser le présent et l’avenir des métiers du livre ou des manières de lire.

Contact mail : les451@riseup.net

Adresse postale : Les 451 / 30, avenue Mathurin Moreau / 75019 Paris

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Le groupe des 451 tire son nom du roman de Ray Bradbury, publié en 1953 aux Etats-Unis.

Farenheit 451 prend place dans un futur proche, aux Etats-Unis. Ray Bradbury présente une vision dystopique du monde gouverné par l’hyper-consommation, l’individualisme et l’ignorance. Contrairement à d’autres dystopies comme 1984 de Georges Orwell, la population est globalement heureuse, abreuvée de divertissements divers (sports, émissions télévisées…) au détriment de la culture. C’est ainsi que naît la haine des livres. Ray Bradbury explique à travers la bouche du personnage Beatty qu’une personne particulièrement inculte aura tendance à nourrir de la jalousie et même de la haine envers une personne cultivée. C’est pourquoi lire est devenu un comportement associal. Les livres dérangent la tranquillité d’esprit collective des masses qui se complaisent dans leur ignorance. La fonction des « pompiers » de ce monde n’est plus d’éteindre les incendies (les bâtiments étant désormais « fireproof ») mais de brûler les livres. [Source : Wikipédia]

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